sábado, 23 de mayo de 2009

Soneto motivador

Así como hubo un Dios, y hubo un profeta,
hay una sola Lima en la parada,
de todos, es de todos, la jugada,
de nadie, no es de nadie, la receta.
Y clara está, para todos, la meta,
como para el día está la alborada,
juguemos a tocar, cual negro Rada,
hasta encontrar la ocasión más neta.
Y unidos, como negros en lambada,
digamos: “A La Lima la respeta,
hasta la escudería más pintada”.
Pensemos que tenemos nuestra veta:
nosotros somos nuestra propia hinchada,
y eso es envidia de más de un atleta.

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