Un primer ensayo alentador

Después de dos meses y medio de receso, La Lima volvió a las canchas. Ayer por la tarde debía jugar el primer amistoso del año, frente a La Fessa, pero no pudo ser debido a las fuertes tormentas que se desataron sobre la hora del partido. Satisfacción unánime en el plantel: "Es fundamental no arrancar perdiendo".


Estaba todo dado para la gran fiesta del fútbol. Con una convocatoria más que positiva, La Lima alistó ayer a 13 jugadores para empezar a recorrer el camino que todos sueñan termine con la coronación en el próximo Torneo Apertura. Autos nuevos, caras nuevas, algunas panzas nuevas, pero el mismo entusiasmo de cada febrero, cuando las derrotas y las frustraciones parecen todavía lejanas, improbables. Entre efusivos y tardíos saludos navideños (muchos jugadores no se veían desde noviembre pasado), poco a poco se fue armando la comitiva que partió desde el Bimbo hacia el predio de Arana.


¿Y cuáles fueron las caras nuevas? Pocas, pero importantes: el Primo (está a prueba, y se negocia su préstamo para esta temporada), Milton (un posible refuerzo, ya tuvo un fugaz paso por La Lima), el Poten (no es una incorporación, pero sí una cara nueva, luego de que en el último partido le torcieran la nariz a perpetuidad) y el Peugeot 205 de Diego, el arquero limeño.

Además, acaso la novedad de la jornada (en la que este órgano no oficial cumplía su primer añito) fue la presentación en sociedad de la nueva casaca limeña, que se parece mucho a la utilizada por el Santos Laguna de México.

Luego de algunas dudas y confirmaciones a lo largo de toda la mañana, el partido amistoso estaba confirmado, pero una serie de copiosos aguaceros arreciaron sobre la región minutos antes de las 15 (hora en que debía jugarse) y no quedó otra que la suspensión. Uno de los organizadores del torneo fue quien recibió a los ilusionados jugadores verdolagas en la tranquera del predio y, luego del correspondiente pedido de disculpas, los mandó pa´las casas. "Con el diluvio que cayó no voy a dejar que esta manga de equinos me pisoteé el campo de juego", fue la escueta explicación que, vía telefónica, brindó a este medio uno de los representantes de La Selección.

Las selectas y vacías canchas del predio, pasadas por agua

Más allá de la primera sensación efímera de desilusión, poco tardaron los jugadores limeños en trocar sus gestos adustos por caras sonrientes y relajadas. "Pensá lo que hubiera sido esto (por la plaza) dentro de dos horas, si jugábamos: un velorio", reflexionaba e intentaba graficar el Poten con su acostumbrado optimismo. Diego, por otra parte, no quería dejar pasar la oportunidad y repetía a quien quisiera oír que "este partido se anota, viejo, cuenta para las estadísticas: cero gol en contra".

A pesar de que el encuentro finalmente no se jugó (por añadidura, no se perdió), los muchachos limeños aprovecharon la ocasión para juntarse en la plaza, luego de varias semanas sin hacerlo. Allí, entre cervezas, semillitas y galletitas, compartieron un grato momento, a la espera del que será (esta vez sí, esperemos), el debut futbolístico, el próximo sábado 15.