Los constantes problemas de organización con los que se enfrenta semana a semana La Lima han empezado a facturar en resultados: hace mas de dos meses que el "verde" no junta once jugadores sin tener que invitar a nadie, y en ese lapso solo obtuvo un puñado de puntos. Es por eso que, ante la falta de respuestas futbolísticas, se han comenzado a buscar explicaciones de toda índole, entre las cuales la frecuente ausencia de algunos jugadores parece ser la más considerada.
Este medio consultó a sus lectores en los últimos días acerca de qué jugador resultaba más irritante a la hora de borrarse para un partido. Sabido es que ninguno de los muchachos limeños se dedica al fútbol profesionalmente, por lo que mal podrían garantizar su presencia en absolutamente todos los partidos. Pero es muy cierto, también, que cada vez con más frecuencia se ha traslucido cierto descompromiso, evidente en las ausencias sin aviso, las excusas brindadas y la poca colaboración a la hora de resolver, o al menos atenuar, los problemas generados. "El no presentarse a jugar es un problema que se traslada automáticamente al resto del grupo, que debe hacerse cargo de la obligación colectiva de presentar equipo, en nombre de intereses proclamados como comunes (el ser un equipo, el jugar como tal y el salir campeón, por ejemplo)", dice Sigmund Freud en "Fútbol y libido", y cuánto de cierto hay en las palabras del inventor del psicoanálisis.
Con el fin de profundizar un poco el análisis y darle alguna base científica, este blog diseñó una encuesta que permite medir qué jugador es más resistido ante la eventualidad de tener que ausentarse. La voz del soberano fue tan contundente como inapelable: de 49 votos en total, 22 fueron para Seba (el 45 %), que aunque no ganó en primera vuelta, le sacó el doble a su más inmediato perseguidor, Lautaro (11 votos, 22%). En tercer lugar estuvo Javier G., con 7 votos (el 14%), quien, aunque nunca faltó a ningún partido, se ha borrado en varios, y el electorado no lo perdonó. Más atrás están el Dibu, con 5 votos (10%) y Patico, el Poten, Lean y Mauri con 1 voto (2%). No fueron votados Diego, Pablo, Javier S., el Cabo, Andrés ni Guille, sin dudas los grandes ganadores de la jornada.
Quienes tuvieron la oportunidad de seguir paso a paso el acto eleccionario, pudieron observar que el triunfo del hincha de Tigre más famoso (después de la Hiena Barrios), fue mucho más abultado en el comienzo cuando superó el 75 %. Con el paso de los días, el porcentaje se redujo y lo que en principio era un claro monopolio de los votos se diluyó entre las otras opciones. De todos modos, la victoria nunca estuvo en riesgo, como podía palparse en la opinión pública en los días previos: la borrada en la segunda mitad del torneo, para aparecer a último momento en el partido decisivo frente a Santo Diego, todavía está muy fresca en la memoria de quienes tuvieron que hacer mil gestiones para presentar equipo durante dos meses.
La nota sorpresiva la dieron los otros jugadores que fueron votados: Lautaro obtuvo un segundo puesto, que parece inexplicable ya que el volante casi siempre alegó lesiones a la hora de faltar y nunca nadie pudo probarle que ese argumento fuera falso. Es cierto que resulta irritante que cada vez que le pasa algo demora largas semanas en volver a las canchas.
Lo de Javier G. es más comprensible. Su actitud sarmientina de asistir a todos y cada uno de los partidos de La Lima, no logró distraer al electorado, que en gran medida consideró que en ocasiones "se borró olímpicamente de los partidos", haciendo referencia a las "lagunas" en las que, dicen, suele sumergirse el ex-tenista.
Consultado por este medio, Seba, el gran ganador de la compulsa, manifestó su aceptación del mandato popular, que le ha asignado el lugar de "chivo expiatorio" de La Lima y consiguientemente, culpable de todos los males de la institución verdolaga. "Sin dudas, ese es el puesto en el que me siento mas cómodo, y en el que más le puedo rendir al equipo; con la campaña que venimos haciendo es de esperar que empiecen a rodar cabezas, y yo hace rato que vengo asomando el cogote", dijo el sacrificado volante, preocupado.
Seba, el nuevo chivo expiatorio limeño
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