La Lima en Chichen-ItzáEncuentro con Kukulcán
Miré la verde foresta y suspiré. Me apronté a llevar a cabo el objetivo secreto de mi viaje a México.
Vistiendo la amada camiseta verdolaga, estaba a punto de ofrecer mi cuerpo al cenote sagrado de Chichén Itzá, para así contribuir a hacer de La Lima un equipo deportivamente exitoso.
Miré la verde foresta y suspiré. Me apronté a llevar a cabo el objetivo secreto de mi viaje a México.
Vistiendo la amada camiseta verdolaga, estaba a punto de ofrecer mi cuerpo al cenote sagrado de Chichén Itzá, para así contribuir a hacer de La Lima un equipo deportivamente exitoso.
Con un pie ya en el vacío, temblaron las hojas de las ceibas, las lagartijas se escabulleron entre las piedras y se estremecieron los sac-be. Kukulcán, el Dios del Viento, La Serpiente Emplumada, se hizo presente, y dijo así (o esto es lo que recuerdo):
“¡Alto! No saltes al ts’ono’ot (cenote)!”
“Guerreros nobles, hábiles jugadores de pelota, virtuosas doncellas. Todos ellos pueblan estas aguas sagradas. Tú no eres nada de eso. No ofendas a este ch’e’en (pozo) con tu sacrificio dubitativo. Además, lo de los sacrificios humanos ya fue.”
“Sólo puedo favorecer cosechas, atenuar sequías o dotar de mayor valentía a nuestros guerreros. Hacer de tu equipo un equipo exitoso es una tarea demasiado ardua, aún para mí”.
“Tu tierra está fuera de mi alcance. Debes invocar al dios que se ocupe de tu jurisdicción, Inti, Uenechén, Ñanderú, o el colega que corresponda. Aunque, por la magnitud del pedido, te recomiendo un dios de una religión monoteísta, que son más poderosos.”
“No seas ma’na’at (boludo); andá a conocer las playas de nuestro país que están hats’uts (bárbaras) y dejá los sacrificios para personas de real nobleza”.
Decidí hacer caso a éste último consejo de Quetzalcoatl y me alejé del barranco, con gran regocijo del guía –que aún no había cobrado- y de Luciana –que siempre quiere tener a alguien de confianza que le ponga bronceador donde ella no llega-.
“¡Alto! No saltes al ts’ono’ot (cenote)!”
“Guerreros nobles, hábiles jugadores de pelota, virtuosas doncellas. Todos ellos pueblan estas aguas sagradas. Tú no eres nada de eso. No ofendas a este ch’e’en (pozo) con tu sacrificio dubitativo. Además, lo de los sacrificios humanos ya fue.”
“Sólo puedo favorecer cosechas, atenuar sequías o dotar de mayor valentía a nuestros guerreros. Hacer de tu equipo un equipo exitoso es una tarea demasiado ardua, aún para mí”.
“Tu tierra está fuera de mi alcance. Debes invocar al dios que se ocupe de tu jurisdicción, Inti, Uenechén, Ñanderú, o el colega que corresponda. Aunque, por la magnitud del pedido, te recomiendo un dios de una religión monoteísta, que son más poderosos.”
“No seas ma’na’at (boludo); andá a conocer las playas de nuestro país que están hats’uts (bárbaras) y dejá los sacrificios para personas de real nobleza”.
Decidí hacer caso a éste último consejo de Quetzalcoatl y me alejé del barranco, con gran regocijo del guía –que aún no había cobrado- y de Luciana –que siempre quiere tener a alguien de confianza que le ponga bronceador donde ella no llega-.
La Lima en Isla Mujeres
La Lima en Puerto Morelos
La Lima en Playa del Carmen
La Lima en Akumal
La Lima en Cozumel"Los caminos de La Lima" es una nueva sección del blog, un espacio destinado a los relatos y las imágenes de aquellos limeños que tienen la fortuna de llevar los colores y la ideología futbolística del verdolaga a otros rincones del mundo. Si sos limeño y vas a viajar, llevate una camiseta. Y que el mundo sepa.
3 comentarios:
Excelentes los términos en nahuatl. Se ortibó el cenote!!
Muy bueno, Colo. Otro talento. Hay un campeonato que La Lima gana seguro... El de la pluma.
Javier S.
tiembla borges, se viene lorges
y tiembla francese, que vengo yo!
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