

Son largas las noches que uno pasa en un hospital. El dolor en el cuerpo y los ingresos abruptos de las enfermeras, hacen difícil conciliar el sueño. Los días también son largos: las actividades comienzan a las 6 am y a las 19 hs sirven la cena. ¿Qué se puede hacer después? Mientras escribo estas líneas, en la tele transmiten un partido entre Sportivo Italiano y Nueva Chicago. No me resulta atractiva la propuesta, pero prefiero no molestar al señor que está en la cama de al lado. Son las 21hs del martes. Hace dos días que me operaron y ya me siento mejor, con ganas de hacer algo. El fútbol y la presencia de un nuevo compañero de habitación me llevan a recordar a Mario Márquez…
A las diez de la mañana se sacó la cinta que cubría la aguja del suero, extrajo el filo que estaba introducido en la vena y se limpió la sangre. Luego de bañarse le pidió unas bolsas a la enfermera y les advirtió: “Llamen al médico porque en un rato me voy”.
Hacía más de diez días que Mario Márquez estaba internado en el hospital, mientras los doctores trataban de averiguar qué le había producido la hinchazón en el pie derecho y buscaban la forma de solucionar el cuadro de infección, complicado por la diabetes. Le esperaba un viaje largo hasta Necochea y no quería salir tarde. Debía volver para poder retomar su trabajo de pescador, porque los muchachos que había dejado a cargo de su bote no tenían tanta experiencia, y él sabía dónde estaban los salmones: “en una salida hay que volver con tres cajones, si no no te rinde”, contaba para explicarme que en esa tarea no había tiempo para la improvisación.
Mario Márquez, en plena faena
"Los caminos de La Lima" es una nueva sección del blog, un espacio destinado a los relatos y las imágenes de aquellos limeños que tienen la fortuna de llevar los colores y la ideología futbolística del verdolaga a otros rincones del mundo. Si sos limeño y vas a viajar, llevate una camiseta. Y que el mundo sepa.
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