lunes, 23 de marzo de 2009

Lo tiene de potrillo

La Lima ganaba 2 a 0 pero Caballos volvió a amargarle la tarde: le dio vuelta el partido y le ganó 3 a 2, arrebatándole el liderazgo de la zona E. Una actuación para olvidar rápidamente. Goofy y el Vaca, los goleadores.



La cosa venía bastante complicada de antemano. Numerosas bajas, en puestos clave, debilitaron el armado del equipo que siete días antes venciera a Azul por 4 a 0, en el inicio del certamen. Por otra parte, las condiciones de extremo calor dificultaban ciertamente el normal desarrollo de cualquier parido de fútbol. Y, por si fuera poco, enfrente estaba un rival que, si bien se le había ganado un amistoso un par de semanas antes, tenía el historial claramente a su favor.



El verdolaga armó el esquema con Diego, en el arco, Patico de líbero y Lean de seis, el Colo y Javier S. marcando las puntas; más adelante, Germán jugó de volante central, con Víctor a su lado, y Andrés y el Vaca por los costados; arriba, el Potentirándose más atrás y Goofy, bien de punta. En el banco de suplentes quedaron Mauri y Lisandro, para ingresar minutos más tarde.










La fórmula limeña consistía en cerrarle los circuitos futbolísticos al equipo equino, y muy especialmente al volante central (Oruga), pieza clave del rival. Así, el conjunto verdolaga esperaba un poco y presionaba cuando, por los laterales, Caballos intentaba cruzar la mitad de la cancha. Cabe decir que tal fórmula le dio muy buen resultado: el nerviosismo entre los jugadores rivales fue en aumento, al no poder acercarse con mayor riesgo al área defendida por Diego y su pandilla.



Por otra parte, La Lima intentaba recuperar la pelota y jugar rápidamente hacia el campo rival, donde, comandada por el Goofy, la delantera limeña buscaba quebrar la zaga cuadrúpeda. ya de movida, a poco de iniciado el encuentro, el goleador limeño ingresó al área y cuando se disponía a rematar fue derribado claramente, pero el juez (muy flojito para el nivel que pregona la organización del torneo) miró al piso y se hizo el distraído.



En los agobiantes minutos iniciales, Caballos iba a tener una chance muy clara, cuando un desborde por izquierda culminó con un centro atrás, al corazón del área chica. Mientras los defensores limeños reclamaban que la pelota se había ido, un delantero hípico pateó mal al arco y la pelota rebotó en la base del parante derecho de un Diego totalmente ajeno al desenlace de la acción.



Caballos avisaba, pero La Lima no se iba a dejar amedrentar. Lamentablemente, en una desafortunada acción Patico sufrió un tirón en una de sus tres piernas y debió dejar el campo de juego. Mauri ingresó para jugar de seis y Lean se paró como último "hombre".



Cuando se empezaban a jugar los últimos diez minutos del primer tiempo, llegaron las grandes emociones. Un pelotazo cayó sobre la última línea equina y el Poten forcejeó con el defensor, forzando un saque lateral. Mientras los jugadores naranjas pedían falta (la imagen de TV es dudosa al respecto), el jugador más viejo de La Lima hasta tanto se reincorpore Seba hizo el lateral rápidamente y le entregó el balón a Goofy. El potente delantero giró, se acomodó para la zurda y entre tres defensores encaró certical hacia el área. Cuando el arquero salió a achicar, el Goofy definió por encima de su humanidad, desatando el delirio limense y decretando la victoria parcial.



Si con el 1 a 0 La Lima lograba tranquilizarse, cuánto más lo hizo tres minutos después, cuando lograba aumentar la diferencia. Un córner ejecutado por el Poten desde la punta izquierda, cae pasado y es rechazado a medias. Parado fuera del área, volcado sobre la derecha, el Vaca tomó la pelota como venía y sacó un furibundo remate que se clavó en el ángulo superior derecho del guardameta caballo. Tremendo gol, y dos a cero parcial, para un momento único: La Lima llegaba a tener 6 goles a favor y ninguno en contra.








La diferencia en el marcador a favor de La Lima parecía decisiva, cuando restaban muy pocos minutos para el final de la primera etapa. De haberla mantenido, otra hubiera sido la historia, seguramente. Pero iba a llegar un momento bisagra en el desarrollo del encuentro. Tras un lateral defensivo, un volante de Caballos anticipa a Germán y la pelota fue sorpresivamente hacia la posición del centrodelantero naranja, que rápidamente picó hacia el área superando la marca de Mauri y Lean. Al enfrentar a Diego, el delantero cruzó el remate bajo y marcó el descuento, fundamental en el aspecto anímico para uno y otro equipo.



Para el complemento, muy distinta iba a ser la historia. La Lima, que ganaba, hizo el cambio que le quedaba (Lisandro por el Vaca) y salió a tratar de regular el partido, pero Caballos, con el gol, se había envalentonado y salía a atropellar al verdolaga. Dejó tres defensores en el fondo, y jugó el partido en el campo de una Lima cada vez más replegada.


Con la iniciativa definitivamente en manos de Caballos, el verdolaga apenas apostaba a alguna intentona del Goofy, que igual se las arreglaba para complicar a la defensa animal. Tuvo una muy clara cuando encaró, ingresó al área y muy abierto cruzó un disparo un poco alto ante la salida del arquero.











Pero promediando el complemento llegaría el gol del empate. Pedro, el delantero hípico, quebró el offside limeño y llegó con la marca de Andrés hasta la línea final, sobre la derecha, desde donde sacó un centro que cayó cerca del arco, por el segundo palo. Allí, inexplicablemente, el único jugador de Cabalos que había superó al arquero y a dos defensores limeños y tocó al gol, ante el vano y desesperado esfuerzo de Germán, parado sobre la línea de sentencia.




Si el 2 a 1 exageraba las esperanzas de Caballos, el empate era, prácticamente, una instancia previa a la segura caída de una Lima derrumbada anímica y futbolísticamente. Sin dudas, la igualdad era negocio para el verdolaga, ya que mantenía la diferencia en puntos sobre un rival directo en la pelea por la zona. Pero no hubo tiempo de hacer demasiados calculos.




Cuando ya se jugaban los últimos diez, Caballos se hizo de la pelota en el mediocampo mediante una falta sobre Andrés que el árbitro ignoró. La jugada prosiguió, pese a las protestas, y agarró a la defensa limeña mal parada, que nada pudo hacer para evitar que un tal Mono pusiera el 3 a 2 que sería definitivo.



Herida en su amor propio, y con los viejos fantasmas de la amargura ciñéndose sobre los abatidos limeños, la maltrecha tropa verdolaga fue por la batalla final. Pero muy poco tiempo quedaba para cambiar la historia y nada se pudo hacer. Es cierto que pudo haber logrado el empate en dos ocasiones: en la primera, Víctor pateó un tiro libre, el arquero dio rebote y Andrés, sorprendido por el balón, erró el gol con todo el arco a su disposición; en la segunda, un tiro libre del Poten, uncórner corto desde la izquierda, cayó sobre el área chica, el arquero no retuvo y Diego , el arquero limeño que fue a la última por la heroica, remató de atropellada, pero su disparo rebotó en un jugador rival, que terminó despejando.













Y fue final. Con una insoportable sensación de bronca y amargura por perder un partido de ese modo, pero con la tranquilidad de que todavía resta mucho y la revancha está ahí nomás. El martes se juega la próxima final.

No hay comentarios: