lunes, 23 de abril de 2007

Emotivo reencuentro

Alejados de las canchas desde hace ya mucho tiempo, los jugadores de La Lima aprovecharon una nueva oportunidad que la vida les brindó y volvieron a reencontrarse el último sábado. Con tantas ausencias como presencias, los muchachos limeños se juntaron con la excusa del festejo de un nuevo cumpleaños (y van...) de Pablo, uno de los integrantes del recordado plantel "verde".

La idea inicial era la de hacer un asado, como en las viejas épocas, ante la acostumbrada suspensión de la fecha del Torneo Apertura, con motivo de las lluvias. Patico fue uno de los promotores de la iniciativa, haciendo gala de unos reflejos poco habituales en el campo de juego. "Me pareció una buena idea aprovechar el buen humor que excepcionalmente tenía el Poten esa tarde", señaló. Acto seguido, comenzó la fiebre de llamados para tratar de confirmar la cita.

El proyecto de asado debió ser modificado, ya que el lugar propuesto por Patico y el Poten no iba a estar disponible. "Lean no quiso saber nada con que hagamos el asado en su casa, eso es de amargo", nos cuenta el Poten, y sabe bien por qué lo dice, ya que, según fuentes anónimas, el delantero "tiene una vasta colección de excusas para evitar que los asados se realicen en su mansión de Tolosa".

Finalmente, los muchachos de La Lima, ansiosos por reencontrarse, definieron una cita a instancias de Pablo: festejarían el cumpleaños número 28 del Sarachu Malo en un ignoto bar de la zona de 17 y 66, donde beberían cervezas y recordarían viejos tiempos. El defensor, que presentaba algunas secuelas de los problemas de salud de la última semana, organizó sobre la hora un pequeño festejo con un grupo de íntimos, en lugar de la fiesta que se esperaba. "Hacia tres días que estaba medio descompuesto, y cuando pasé las tres primeras horas seguidas sin cagarme encima me sentí en condiciones de ser anfitrión de mis invitados", nos cuenta hoy Pablo, mientras se toma el octavo Uvasal.

El Sarachu Malo cumplió 28 y reunió a parte de La Lima

La hora estipulada era la de las 23, pero grande fue la sorpresa cuando, al arribar al lugar, encontraron que estaba cerrado. Una expresión mezcla de perplejidad y vergüenza se adueño del semblante del anfitrión, mientras algunos de los invitados, los más tempraneros, comenzaban a comentar, entre sí y por lo bajo, que ese tipo de cosas le pasaban "por boludo".

La "movida" se trasladó a pocas cuadras, a la zona de 17 y 71, donde había varios bares en los que se podía llevar a cabo la reunión, siempre a costa de tener que presenciar por la fuerza algún espectáculo musical. A esta altura, las lluvias amenazaban con volver y Pablo y una decena de sus "invitados" continuaban parados en la esquina como esperando que se acercara alguien y les dijera qué hacer. La principal preocupación era cómo avisar al resto de los invitados dónde iban a estar. "¿Se imaginan si Ramón viene hasta acá y no nos encuentra porque el bar estaba cerrado?", preguntó Pablo en voz alta. Todos callaron por un instante y el silencio denotaba el terror que provocaba tal hipótesis.

Lo que parecía que iba a terminar mal, al final se resolvió de la mejor manera: el bar que estaba cerrado abrió sus puertas y finalmente allí se hizo la reunión. De a poco fueron llegando más y más invitados, algunos jugadores limeños y otros amigos del cumpleañero. El Dibu, Patico, un inusualmente despierto Poten, un emocionado Lean y más tarde, Ramón (ni se enteró de las idas y vueltas previas), Javier S. y Mauri, se fueron acomodando en las pocas mesas del lugar.



Poco a poco, los recuerdos, las viejas anécdotas, la emoción por los que no estaban, fueron los temas de conversación que fluían mientras de fondo sonaban rocanroles al palo. La cerveza a siete pesos demoró sólo por un rato la borrachera que quedó reflejada en fotos y pequeños videos (que finalmente se perdieron), registros de esta noche tan especial.


Ya entrada la madrugada, el lugar se fue llenando de gente, lo que provocó que, sin consulta previa, fueran retiradas las mesas, para dar lugar al bailongo generalizado. Quienes se quedaron hasta el final de la velada aseguran que algunos limeños terminaron totalmente en curda, y hasta se habrían disfrazado en el medio de la pista. Lo cierto es que fue una buena oportunidad para revitalizar la mística de otros tiempos.

5 comentarios:

vanilla sky dijo...

hola me gusta mucho tu sentido de humor.
very good
saludos desde mexico

Anónimo dijo...

A mi tambien me gusto mucho tu sentino del humor.
Saludos desde la base de Tanganica

Anónimo dijo...

tu sentido del humor me vale madres, Buey!
ya no la chingues...

Anónimo dijo...

tu sentido del humor hedonista me irrita. voy al wal-mart a comprar plomo y vuelvo

Unknown dijo...

Cho es un fan!