jueves, 29 de noviembre de 2007

Chau 2007

La Lima se despidió de la magra temporada 2007 con una nueva derrota. Perdió 4 a 1 contra Los Mismos, por los 16º de final del Torneo de Buena Conducta. Y hablando de buena conducta: dos expulsados en el "verde", que volvió a padecer un pésimo arbitraje.




Los once que dejaron todo por la clasificación.
Parados: Poten, Javier G., Mauri, Lean, Andrés y Rodrigo;
agachados: Guille, Seba, Dibu, Diego y Lautaro


A pesar de la enorme expectativa generada luego de un final de ronda a todo triunfo, La Lima volvió a mostrar su lado más flojo y nuevamente fue goleada. En un año en el que los rasgos más comunes fueron un juego apenas discreto y derrotas con goleadas, no podía ser otro este final de temporada.

Pero justo es señalar que esta vez la pobreza futbolística del conjunto verdolaga fue un factor menor, comparado con el payasesco arbitraje que tuvo que soportar (una vez más), que terminó por cerrar un partido no tan desparejo en el trámite. Evidentemente, todo el verso al que se suele apelar para concientizar en contra de la violencia contrasta con lo poco que se hace para evitar que quienes tienen que administrar justicia dejen de darse el gusto de provocar sin límites a un montón de jugadores amateurs que pagan no poco dinero, religiosamente cada sábado, para pasar un buen momento.

Con algunos problemas para formar el equipo, La Lima presentó a: Diego, Guille (arrancó en la defensa), Lean de líbero (por la ausencia de Patico), Mauri de seis y Javier G. de marcador de punta izquierdo; en el mediocampo jugaron Lautaro, Seba, Rodrigo y el Dibu; en la delantera, Andrés y el Poten. Un rato más tarde arribó el Cabo, que ingresó en el complemento en lugar de Lautaro.

De movida arrancó mal el partido para los verdes. En el primer ataque de Los Mismos, Guille cometió falta sobre la derecha, a la altura del área penal. Con una barrera mal armada y un gran disparo al primer palo iba a llegar la temprana apertura del marcador, cuando todavía no se había jugado lo suficiente como para poder decir si era justo o no.

El trámite del partido, a pesar de la diferencia en el tanteador, era equilibrado. La Lima tenía la pelota e intentaba jugar, pero chocaba con sus propias limitaciones a la hora de hacer circular el balón acertadamente, y lo perdía a menudo. Los Mismos tenía su eje en el juego de dos de sus volantes, que jugaban muy bien hacia adelante y complicaban a los defensores limeños.

Hubo situaciones para ambos equipos que pudieron modificar el resultado durante la primera parte: un disparo de Lautaro, una llegada a fondo de Guille, un remate en el travesaño de Los Mismos. Nada de esto cambió el 1 a 0 parcial.

Para colmo, cuando La Lima buscaba el empate, se quedó con un jugador menos en los últimos diez minutos de la primera parte: en una jugada de ataque, el Poten intentó anticipar a un defensor que se disponía a reventar la pelota bien lejos y puso la cabeza, recibiendo sobre su nariz toda la fuerza destinada al despeje. El juez entendió que ameritaba aplicar la ley de ventaja y no sancionó el tiro libre indirecto correspondiente, además de indicar la salida del jugador para que sea atendido, ya que tenía una hemorragia importante.

El primer tiempo se fue con la mínima ventaja a favor de Los Mismos, mientras en La Lima se seguía aguardando la llegada del Cabo para poder realizar variantes tácticas en procura del empate.

Lo peor vino en el complemento, cuando, según parece, el juez cayó en la cuenta de que los jugadores de La Lima habían sido quienes, hace algunos meses, informaron a la organización del torneo sobre su escandalosa actuación en el partido que el "verde" jugo contra Côte d´Ivoire y provocaron su temporaria suspensión. En aquella ocasión, por el Torneo Apertura, La Lima empató el partido en tiempo de descuento, desatando el festejo loco de los jugadores verdolagas. Con un jugador sin casaca y el arquero herido en el suelo, este Payaso hizo jugar como si nada, y casi llega el gol rival. Ante la protesta limeña, el juez expulsó al Poten, lo que terminó por generar más bronca aún.

En esta ocasión, la misma soberbia y actitud provocadora se hizo presente en el campo de juego, ante la pasividad de los organizadores, que insisten en enviar a este tipo de personajes a los confines del Predio, tan lejos de la mirada crítica de Vigliano como de los patovicas que pueden salvarle el pellejo si algún jugador decide no bancarse más sus irritantes actitudes.

Si bien es cierto que antes de alguna posibilidad clara para empatar iba a llegar el segundo gol de Los Mismos, no menos cierto es que lo que vino después ya nada tuvo que ver con un partido normal. El dos a cero llegó luego de un córner mal sancionado, que Diego no interceptó, y un remate a quemarropa que Lean, jugado y sobre la línea de gol, no pudo rechazar.

A partir de allí, con el ingreso del Cabo por Lautaro y la subida al mediocampo de Guille, La Lima intentó con más voluntad que fútbol achicar diferencias, y aunque sea llegar al empate que trajera la chance de los penales. Pero el equipo perdió el control, y uno tras otro fueron amonestados por lo menos media docena de jugadores limeños, todos por motivos poco comprensibles. "Incorreciones", según se pudo escuchar de parte del patético referí que en ningún momento se atrevió a mirar a los ojos a ningún jugador del "verde".

Así, descontrolados psíquica y tácticamente, los jugadores limeños recibieron como dos cachetazos más el tercer y cuarto gol. Uno, en clara posición adelantada de uno de los participantes de la jugada; el otro, luego de una excelente asistencia de Javier G., que bajó un centro con la cabeza y dejó solo al autor del gol.

Luego del 4 a 0 en contra, y ya con un jugador menos por expulsión de Seba (exceso verbal), La Lima puso en juego el resto de amor propio que le quedaba para disputar sus últimos minutos en partidos oficiales de la presente temporada.

Así, como premio consuelo, iba a llegar el gol del honor. El Poten recibió cerca del área y abrió el balón hacia la derecha, por donde ingresaba Rodrigo; el volante alcanzó a tocar hacia el centro, y en el corazón del área chica Andrés anticipó al arquero y convirtió. El gol, que ya no era importante para el resultado, fue gritado por todos los verdolagas con mucha bronca, hartos de tanto manoseo arbitral.

Solo iba a quedar tiempo para una jugada polémica más: Andrés fue derribado con plancha por un rival, y el árbitro ignoró la falta. Ante la protesta de Pólvora Seca, y los acostumbrados comentarios irónicos, el juez lo expulsó. Por primera vez en años, La Lima terminaba un partido con medio equipo amonestado y dos expulsados, justo en el Torneo de Buena Conducta.

Fue final de un partido mal jugado, pero mucho peor dirigido. Ahora queda mirar hacia adelante y pensar en el próximo torneo, que, ya se anunció, comenzará el 15 de marzo de 2008. Será el momento de volver a ilusionarse.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Viva la vuelta del blog!!.

Unknown dijo...

Ah! es muy buena la foto con todos tentados. Aunque no me puedo acordar por que nos reiamos