viernes, 16 de mayo de 2008

Investigación: ¿Quién financia a los barrabravas?

Toda la verdad sobre un terrible flagelo que no cesa, y va en aumento. Vinculaciones insospechadas con el hampa.


En ocasión del último partido jugado por La Lima, volvió a notarse la presencia de ciertos individuos que poco contribuyen a atenuar la creciente presión que hoy por hoy recae sobre los sufridos jugadores limeños. Para colmo de males, el verdolaga dejó pasar una chance enorme de acercarse a la clasificación, lo que generó mayor malestar en su parcialidad, tantas veces ligada a hechos que muy poco tienen que ver con este hermoso deporte que es el fútbol.


Una investigación que recién se inicia pero que ya está dando sus frutos, viene ahora a echar luz en un controvertido, y a menudo soslayado, aspecto de la compleja problemática de las barras bravas. A partir de datos brindados de manera anónima, más el trabajo de nuestros reporteros gráficos, presentes el pasado sábado en el predio de Arana, comienza a desentramarse la compleja madeja de complicidades que permiten el libre accionar de Lucas, el jefe de la barra brava limeña.

La intimidante presencia de la barra limeña

Contrariamente a lo que a menudo se sostiene, al parecer los violentos no estarían alejando a la familia de las canchas. Son justamente los vínculos familiares los que empiezan por dar a estos personajes un lugar muy cerca de los jugadores limeños. Y para muestra basta un botón, o dos, si contamos también al Cabo, un botón con todas las de la ley: Lucas es nada más ni nada menos que hijo de un jugador de La Lima, cuya titularidad a los largo de los años se ha vuelto tan inexplicable como vergonzosa. Un equipo que pretende progresar año tras año choca con los límites que le impone la nefasta influencia de estos sujetos que tienen a la violencia como único argumento.


Ahora ¿quiénes son los que financian a estos que se dicen ser hichas de fútbol? ¿Son los mismos jugadores? Sobre esto, lamentablemente, dentro del plantel se mantiene un silenzio stampa que poco contribuye a aclarar el asunto. "Sí, como no los vamos a conocer, si la mayoría son hijos de los jugadores", confiesa un defensor limeño que no tiene hijos, y agrega que "acá los conocemos bien, son muchachos que quieren al club y bueno, a veces piden algo de dinero para la coca o la calesita, pero no pasa de ahí".


Si tan sólo se tratara de un asunto de padres e hijos todo quedaría ahí, pero al parecer, la "ruta del dinero" que financia a estos personajes que se muestran muy orondos muy cerquita de la línea de cal con una Pepsi en la mano, o interrumpen la ronda de cervezas en la plaza para, bajo amenazas, pedir financiamento para sus tardes de parranda entre autitos y caballitos de calesita, es mucho más compleja.


¿Quién es Pérez?


Según los datos obtenidos muy recientemente, días atrás el jefe de la barra brava de La Lima habría perdido dos de su dientes de leche, los cuales habrían sido negociados (lamentablemente, sigue exisitiendo un agujero legal que permite estas cosas) con un conocido personaje, muy vinculado a los más jóvenes. Si bien se desconoce su nombre, trascendió su apellido: Pérez; para ser más exactos se trataría del "Ratón Perez" , tal es su alias.


Siempre de acuerdo a los trascendidos, este oscuro personaje tendría la costumbre de aportar dinero a quienes le entreguen sus dientes de leche caídos, en una maniobra que incursiona en el delicado terreno del odontotrafico, ese terrible flagelo. En el mercado negro, que es el que termina imponiendo el precio, se estaría pagando un mínimo de tres pesos por cada pieza de leche. Si contamos las dos piezas caídas en lo últimos días, Lucas habría acumulado por lo menos seis pesos, que se sumaría al monto aportado por su padre, quien el último sábado jugó de arquero y habría le habría derivado el dinero ahorrado.

Documento: Lucas, sin dos de sus piezas dentarias

Lamentablemente, muchos saben quienes son y pocos los denuncian ya que el dinero del odontoráfico moviliza a la economía. Cocas, patys, golosinas y calesitas son pagadas a menudo por dinero proveniente del negocio de dientes de leche. Los dirigentes y los jugadores saben bien quienes son, y cada vez son mas: los nenes del Cabo, el hijo del Primo, el nene de Diego que es chico pero ya rumbea para el mismo lado. No es difícil calcular que dentro de poco la plaza despues del partido va a ser incontrolable, lleno de nenes pidiendo calesita, coca y panchos, e interrumpiendo los profundos y esclarecedores debates en los que gustan sumergirse los muchachos del verde.

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