viernes, 9 de marzo de 2007

El merecido descanso de Mauri

Acompañamos a Mauri en sus vacaciones en Rojas Town, su "ciudad" natal. Toda la intimidad del sucesor del Cabo en el paradisíaco partido de la Provincia de Buenos Aires. El furor por la visita del hijo pródigo, que se tomó un necesario y merecido descanso, luego de una exigente pretemporada.

El sol brilla en Rojas. Brilla por su ausencia, porque cuando llegamos a la tranquera de "Locura merengue", la mansión de Mauri Ferrero en las afueras de Rojas Town, hace exactamente 44 horas que llueve sin parar. Desde la puerta de madera que se abre escalinatas arriba sale el jugador limeño, paraguas en mano, y se acerca caminando sobre el barro. "Parece que me hubiera traído el Amuleto de Nepal: me vengo de vacaciones y hace como dos días que caen soretes a baldazos", nos dice con una sonrisa de resignación.

Pasamos y nos alojamos en la cocina ubicada en el más bajo de los cuatro pisos de la humilde morada de Mauri. Un mate amargo abre la conversación, mientras afuera llueve y sopla el viento de fin de verano. "Creo que es un momento muy duro para todos los muchachos. Sabemos que esto de no ganar pasa a menudo, pero arrancar el año sin siquiera un poquito de ilusión es difícil. Encima, en lo personal, todavía el recuerdo del Cabo es muy fuerte para todos, y es mucha presión para mí; eso se nota aunque no quiera: hace bocha que no hago un gol", dice Mauri, y se queda pensativo mientras chupa la bombilla del cuarto mate consecutivo que se ceba a sí mismo. "Por eso necesitaba hacer un parate, para venirme para acá. Acá soy el Mauri de siempre, el atorrante que se tira pedos en misa, el que anda en moto o se come un pancho en la costanera y la paz de este lugar no la cambio por nada", agrega el lungo defensor, mientras afuera un eucalipto cae por acción del viento sobre el Citroen del casero.
Mauri, en su zanellita, por el centro de Rojas

La paz de la costanera

Por la tarde salimos a recorrer el centro de la "ciudad", como llaman los rojenses a este paraíso de la pampa húmeda. Nos pegamos una vuelta por la plaza y allí preguntamos a la gente del lugar sobre su hijo pródigo. "Mauri es un orgullo para nosotros; gracias a él, esto (por Rojas) creció mucho, vienen muchos turistas argentinos", nos dice un señor que anda ya por los cincuenta. De pronto mete la mano en su calzoncillo para sacar algo que, se nota , quiere mostrarnos. Es un carnet muy particular. "Yo soy uno de los fundadores de la Filial Mauro Ferrero, de Rojas y seguimos desde hace tres años la campaña de La Lima", dice entusiasta y agrega, "no hay martes que no nos juntemos todos en el cyber para ver como salió el equipo".


Los pibes de Rojas se nos acercan. Quieren saber de dónde somos y saben que venimos porque Mauri "vino hace dos días, lo vimos pasar en la moto, iba para el lado de Salto, y hasta hizo `willy´", cuenta un nene de diez años. Todos acá saben algo del ídolo, y todos quieren contarlo. "Si vas ahora a la cancha, seguro que está pateando con los muchachos de la comisaría, que salieron a las seis", nos pasa el dato el más grande del grupo. Hacia allá vamos entonces.
Llegamos al Estadio Mauro Ferrero de Rojas. Un montón de señoras nos ven llegar y cuchichean. Sabían que si Mauri estaba ahí, tarde o temprano llegaría la prensa. Nos sentamos en la grada semivacía para ver al ídolo de todo Rojas en un picado informal que está jugando con "los muchachos de la comisaría". Según parece, el defensor verdolaga no suspende ni siquiera en vacaciones su preparación para el próximo torneo. "El tema de reemplazar al Cabo me tiene obsesionado. Por eso me vengo a jugar con los ratis, para ver si voy cazando la onda `planchazo fácil´que tenía Ramírez. Yo era un tipo bueno, pero esto es así, hay que superarse y no mirar para atrás; lo que pasó, pasó".
El coqueto Estadio Mauro Ferrero
Un picadito para no perder el ritmo
Al otro día, antes de volvernos a La Plata, Mauri nos invitó unos ravioles. "Pero no se asusten, son de ricotta, no son los policiales, je je", dice y se ríe. Nos cuenta que una de las cosas que más disfruta es salir a pasear a Messi, un cachorro de pastor rosarino que es su mascota y principal compañero en estos días de retiro. "Le puse así porque te hace re-bien `el muertito´", nos cuenta, mientras Messi, como si supiera, se tira boca arriba, con la lengua para afuera y los ojos cerrados.
Mauri nos presenta a Messi, su amigo fiel

Nos vamos. Dejamos atrás el calor de "Locura merengue". Antes, Mauri nos saluda y nos dice: "este año es nuestro: no tengo dudas que si seguimos `trabajando´ algún partido vamos a ganar". Todo Rojas así lo desea.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

che mauri que tene que decir de messi ahora.......es un muerto no???? y yo que casi te doy la razon enla plaza, debo meterme las palabras en el orto....
pd: el que anda bien es roberto carlos.
patico

Anónimo dijo...

Me mato el picho, salio a dar tres vueltas a la manzana.Estoy buscando un veterinario interesado en eutanasia, pero lo esquiva y me llena la canasta. Mauro